Por ahora, como proclamó Hugo Chávez en 1992 al reconocer que no había podido tomar el poder vía un golpe de Estado, la 4T perdió la batalla de la militarización permanente. Todos los chantajes, amenazas, mordidas, ofertas indecorosas y acciones inconfesables por parte del gobierno y de los militares fracasaron. Los priistas, pero también los demás senadores de oposición, resistieron.