Lo que parecía vil propaganda -es un “peligro para México”- está ante nuestros ojos. Ya no se trata de posturas ideológicas o partidarias, de filias o fobias personales. Debemos admitirlo: nuestra democracia está en peligro.
Lo que parecía vil propaganda -es un “peligro para México”- está ante nuestros ojos. Ya no se trata de posturas ideológicas o partidarias, de filias o fobias personales. Debemos admitirlo: nuestra democracia está en peligro.