México ya no es una democracia, ni siquiera defectuosa. De acuerdo con el Democracy Index de la revista The Economist, somos un régimen híbrido, entre uno autoritario y una democracia defectuosa. Fuimos una
democracia defectuosa desde la creación del índice en el 2006 hasta el 2021, cuando pasamos a ser híbridos. Ocupamos el lugar 89 de los 167 países analizados, diez lugares abajo de Senegal. Nuestra peor calificación, de 1.88, es en el rubro de cultura política, idéntica a la de Venezuela o Ecuador.