Es perfectamente lógico invitar a todos los jefes de Estado miembros de una organización —por dictadores que sean, o por patito que sea la organización— a México a una reunión de la misma.
Es perfectamente lógico invitar a todos los jefes de Estado miembros de una organización —por dictadores que sean, o por patito que sea la organización— a México a una reunión de la misma.