Del bisabuelo
sabemos que llegó a finales del XIX, de un caserío llamado Vinaròs. Hoy es famoso
por sus playas, y su comida. Pero Vicente Heroles, iletrado, salió de España
por pobre, buscó nuevos horizontes. Lo acompañaba una mujer de la cual casi
nada sabemos. Su apellido Lombera. Después de varios tumbos, terminaron en
Tuxpan, Veracruz. Allí él, apresurado por el hambre, decidió que podría ofrecer
un servicio de barcaza para desembarcar regularmente los productos que llegaban
de Europa, y que en muchas ocasiones se quedaban en los navíos porque Tuxpan,
otro villorrio en ese entonces, carecía de muelle. Todos perdían. Regularidad,
fue su oferta: la mercancía sería llevada a tierra a pesar del mal tiempo y de
los riesgos. La correspondencia saldría de Tuxpan. Tuvo éxito en su apuesta y
terminó su vida legando a sus tres hijas un pequeño patrimonio. Siempre firmó
con una X.