No estoy seguro de que la oposición haya hecho bien en posponer muchas de sus decisiones importantes hasta después de las elecciones del Estado de México este próximo domingo. Entiendo muy bien la lógica tanto política —ver cuál es la verdadera correlación de fuerzas entre PRI y PAN— y burocrática —es concebible que, al igual que Gerald Ford, los dirigentes partidistas no puedan necesariamente caminar y mascar chicle o, mejor dicho,