El teflón parece haberse desprendido. Acostumbrado a vivir entre la mentira y el cinismo, llegó al poder por su capacidad de navegar en mares en los que otros hubieran naufragado, ahora corre el riesgo de perder el cargo por no haber cumplido con una regla emitida por su gobierno en los meses más duros de la pandemia: sólo socializar con una persona, a más de dos metros de distancia y en un lugar abierto.