Todo exceso es malo. A los mexicanos nos vendría bien un presidente con menos poder discrecional. También al presidente le vendría bien: lo protegería de cometer tantos errores. La lista de sus ocurrencias e intuiciones fallidas es larguísima.
Todo exceso es malo. A los mexicanos nos vendría bien un presidente con menos poder discrecional. También al presidente le vendría bien: lo protegería de cometer tantos errores. La lista de sus ocurrencias e intuiciones fallidas es larguísima.