El escándalo de la casa de Houston del hijo mayor de López Obrador encierra, como se ha visto, un gran número de aristas. No todas son pertinentes o significativas, y sin duda surgieron imprecisiones, lagunas y exageraciones ya sea en el reportaje en sí mismo, ya sea en las interpretaciones a las que ha dado lugar. El asunto da para mucho, y probablemente tenga una vida más larga de la que López Obrador quisiera. Me centraré sólo en dos aspectos, tal vez los más importantes.