El engaño es colectivo. Libertad de
expresión, secrecía, partidos, independencia de los organizadores, relevo
institucional, respeto a las diferencias y a las reglas por parte de las
autoridades. Todo vigilado por una ciudadanía cabal. Deberían ser garantías
suficientes. Pero todo -manejado con maldad- puede convertirse en un disfraz.
Es una jaula.