Las quejas y críticas de múltiples protagonistas y comentócratas al método aprobado por los partidos de oposición y los grupos de la sociedad civil se centran en un tema: demasiada influencia de los partidos, escasa presencia de los ciudadanos. No estoy seguro que tengan razón Lilly Téllez, Germán Martínez, Sergio Aguayo, editorialistas de Milenio y El Financiero, y muchos más, pero no dudo de su buena fe. Sin embargo, siento que hay un malentendido en sus reclamos, y sobre todo en los de mucha gente de a pie sinceramente hastiada por uno u otro de los partidos de oposición.