Ante el horror de los actos terroristas de Hamas, la respuesta de AMLO fue la usual: buscar la paz; atender las causas profundas del problema. Su postura no difiere mucho de los “abrazos no balazos”.
La principal responsabilidad del Estado frente a los ciudadanos a los que les impone las leyes y les cobra impuestos es proteger su vida. La pregunta es cuál es la mejor estrategia para lograrlo. Lo que tiene sentido en el corto plazo, puede ser más costoso después. Un gobierno debe intentar resolver las causas de la violencia, pero esa búsqueda no justifica no reaccionar con la fuerza del Estado ante la agresión de grupos criminales cuyo objetivo es asesinar civiles.