En el concurso para escoger la mayor barbaridad cometida al arranque de este gobierno, abundan los candidatos. Desde luego figuran la cancelación del aeropuerto de Texcoco, la decisión de no investigar a ningún alto funcionario importante del sexenio saliente (Rosario Robles no cuenta: fue una venganza personal; Emilio Lozoya es un fiasco), designar un gabinete de grandes incompetentes, y desistir de realizar una reforma fiscal. Me quedo con esta última, sobre todo a la luz de las primeras acciones del nuevo gobierno de Gabriel Boric en Chile.