No se dan cuenta de los tiempos históricos que les tocaron. No se percatan de que nuestra democracia está en peligro, de que sus esposas, hijos, familia en general, amigos, todos, podríamos en muy poco tiempo perder libertades básicas. El diagnóstico de la patología y perversidad que nos gobierna, está ante los ojos de todos. Pero las dirigencias partidarias siguen jugueteando.