LA JAULA DEL ODIO
¿Cerebro o corazón? ¿Enojo? Sin duda. Tiene dos motivos, la irracionalidad y una tristeza profunda. La desesperación por la miopía merodea. Pero ¿es miopía? No, es desprecio a la vida.
2 cárteles menos
De siete presidentes que han gobernado México entre 1982 y 2024, ninguno ha podido o sabido frenar el crecimiento criminal. Sus errores han sido muchos. Pero en medio de ellos tuvieron aciertos que merecen reseñarse.
Una confusión
México debe maximizar en favor del pueblo el valor de sus recursos naturales, como son los hidrocarburos. Ese debería ser el objetivo de todo gobierno.
Transformar los hidrocarburos en combustibles es una manufactura más, como convertir el hierro en acero, o la adera en papel, o el algodón en telas. Si se hace bien se gana dinero; si se hace mal, se pierde. La manufactura es
complicada porque se compite contra los mejores del mundo y los privados lo suelen hacer mejor que el gobierno. La mayor ventaja de dejar a los privados esos procesos es que si lo hacen mal, quiebran; si el gobierno lo hace mal, le
inyecta más dinero para que siga operando.
¡QUÉ VIVAN!
Caminan sobre el empedrado del pueblo más fiestero que he conocido. Parece una procesión a paso lento. Me orillo “a la orilla”. No hay féretro, al frente, con el ceño fruncido, muy seria, vestida de blanco y un crucifijo entre las manos, camina aterrada, una mujercita. Leo “Lucy cumple 15”. Hay caras de velorio, decenas la acompañan, irán a una iglesia. Recuerdo Tengo 14 años y no es buena noticia, de Jo Witek y Jimena Estíbaliz. Mismo lugar, escucho a lo lejos la arenga: “Aplausos para Mary que cumple 20”. Horas antes, en 170 ciudades del mundo fueron visitadas por millones de mujeres: Estambul, París, Afganistán, Serbia, Honduras, Buenos Aires, etc. En mi país fueron decenas. La más visible en la CDMX. La demanda es la misma, universal y, sin embargo, todas son distintas.
Cero y van siete
No es el único, por supuesto que no. Con Andrés Manuel López Obrador llegamos a siete presidentes incapaces de frenar el crecimiento de la violencia atribuida al crimen organizado.
¡AHORA AUTOCRÁTICOS!
La nota me entristeció y mucho. El Universal publicó los resultados de una investigación del Pew Research Center. Se trata de una de las instituciones más acreditadas que ha abierto brecha en muchas cuestiones de cultura política. No es partidaria, y vive de aportaciones de fondos de filantropía. La cabeza lo decía todo: “Uno de cada 2 mexicanos apoya la autocracia”. Las investigaciones de cultura política florecieron con las “olas” de democratización que describió Huntington. La democracia parecía, en la versión inicial, un futuro casi obligado. La apertura a la globalización, los mercados, apoyaban los procesos de democratización. El asunto no fue tan sencillo, China llegó a desbancar el paradigma. Se podía ser un país abierto a los mercados y mantener normas autoritarias. Huntington publicó otro texto de brillantes ensayos –Culture Matters– en que rectificó.
La polarización
Como falta evidencia que sustente la etiqueta de #narcopresidente, ubiquémosla en el arte mexicano de la difamación en la política.
¿QUIÉN ERES?
¿Distracción? Hay mucho de ello, no me refiero a la necesaria, que nos permite por un momento viajar fuera de este mundo: la música, el deporte, una buena exposición, la conversación misma. Por eso, desde la Antigüedad se le cultiva: teatro, declamación, los “cuenteros” de Islandia. Necesaria y optativa. La voluntad se impone. Pero en nuestros tiempos el asunto se invierte: la distracción se impone y nos convierte en sus esclavos. Basta con observar las “comidas gallinero” en las cuales todo mundo interrumpe a todo mundo e incluso -maravilla de la modernidad- abundan los que se ¡interrumpen a sí mismos! El polémico Daniel Kahneman explotó un petardo con Pensar rápido, pensar despacio.
Una más
Otra semana, otra responsabilidad más para los militares. Ahora tendrán a su cargo el mantenimiento y conservación de carreteras.
TRAICIÓN
Noche fría, caminamos por la plaza mayor
de nuestro país, entre las edificaciones que han sido testigos mudos de mil
batallas. Esa extraña y simbólica conjunción del Poder Ejecutivo, el Palacio
Nacional, donde murió Juárez, hogar del salón neoclásico, donde se asentó la
Cámara de Diputados desde 1829. Allí se discutió y promulgó la Constitución de
1857, con presencia masónica, además de otras leyes centrales. Allí ocurrieron
importantes juramentos presidenciales. Ese Palacio que, paradójicamente, es
símbolo de la República, rodeado de agresivas mamparas metálicas que cortaban
el paso por la bella calle de Corregidora.